martes, 25 de enero de 2011

... E HIROSHIMA Y NAGASAKI, QUE NO PAREN DE DOBLAR LAS CAMPANAS


El 7 de Diciembre de 1941, la Armada Imperial japonesa, atacaba por sorpresa Pearl Harbor. El resultado de aquella acción fue el hundimiento de 13 buques de guerra, la destrucción de 188 aeronaves, la muerte de 2471 personas, y la declaración de guerra de Estados Unidos contra Japón. Con una torpeza digna del ex ministro de exteriores alemán durante la Primera Guerra Mundial, Arthur Zimmermann, cuatro días después, Adolf Hitler declaraba la guerra a los norteamericanos, buscando que el gobierno japonés accediese a sus peticiones sobre crear un segundo frente ruso. Casi cuatro años después, tras los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, con una lista de víctimas incontable, el emperador Hirohito, anunciaba la rendición de Japón y el final de la Guerra del Pacífico.
La Segunda Guerra Mundial llegaba a su fin en el último de sus frentes abiertos, donde no faltaron españoles que representaran un papel reseñable en dicho capítulo.
Días después del bombardeo de Pearl Harbor, las tropas japonesas desembarcaban en Tailandia, Malasia, y otra serie de países entre los que estaba Filipinas. Siendo como había sido colonia española hasta hacía poco, contaba con una importante colonia de ellos, a los que Franco les comunicó através de la prensa que debían colaborar con el ejército japonés, sin que estos le hicieran excesivo caso. Junto a los filipinos, no tardaron en organizar una suerte de resistencia que informaba a los norteamericanos de los movimientos del ejército japonés. Algunos como María Zaracondegui, imitando a sus compatriotas que cruzaban los pirineos, hacían de transporte en bicicleta, llevando salitre para la construcción de bombas. Junto a Augusto de Nóbregas, destacar a Higinio Uriarte, que desechando una vida acomodada, paso a ser miembro de la guerrilla, y acabo siendo el enlace entre la resistencia y el cuartel general de MacCarthur.
Otro español vinculado al controvertido General McCarthur fue, Andrés Soriano y Roxas. Fundador de la compañía de Cervezas San Miguel, y hombre más rico de Filipinas, se vió obligado a abandonar Manila, y acabó integrando el ejército americano como oficial de artillería. Ganador de la Estrella de plata por dos veces, paso a ser miembro del Estado Mayor de McCarthur pese a las reticencias de algunos de sus miembros que dudaban de él. Sin embargo, el general, siempre tuvo total confianza sobre Andrés, el cual le acompañó el resto del conflicto.
Días antes de la invasión de la isla de Guadalcanal, los escuchas japoneses pudieron captar un mensaje entre las tropas del ejército de los Estado Unidos, "Egon arretaz egunari". Por muchas vueltas que le dieran, jamás podían llegar a pensar que la clave que escondía dicho mensaje, no existía, simplemente era la frase "Atentos al día X", en euskera. El padre de la idea de usar el vasco para enviar mensajes sin codificar fue del hijo de españoles, Frank D. Carranza. Oficial de la marina, se dio cuenta de que entre sus compañeros había cerca de sesenta marines de origen vasco que hablaban esa lengua con fluidez, y sugirió la posibilidad de usarla al igual que el navajo, el iroqués y el comanche. La propuesta fue aceptada, y descendientes de españoles como los tenientes Nemesio Aguirre, Fernández Bakaikoa y Juanna, comenzaron a transmitir mensajes los lunes y los viernes, mientras que el martes y el domingo se usaba el navajo, el miércoles el iroqués, el Jueves el comanche, y el Sábado se recurría a todos aleatoriamente.
Frank D. Carranza, el padre de la idea, estuvo también en el frente europeo, y llegó a participar en la toma de Hendaya por las tropas aliadas, donde al fin pudo usar el euskera que le enseñaron sus padres, como es debido.
En ese apartado de los héroes casuales de la historia, en este caso cabe destacar a Leoncio Peña, un combatiente comunista del bando republicano en la Guerra Civil española, que de la manera más inverosímil acabó participando en la Segunda Guerra Mundial, como soldado del ejército de los Estados Unidos.
Tras la caída de Cataluña, Leoncio, cruzó la frontera con Francia, y acabó, como la mayoría de los españoles que lo hicieron, en un campo de concentración. En 1939 consiguió viajar a la República Dominicana, donde el recibimiento del gobierno, no fue mucho mejor que el del francés. Un año después, el partido comunista español, le ordenó regresar a España para llevar a cabo acciones clandestinas. Tras pasar por Cuba, Peña, llegó a Estados Unidos. Desde allí pretendía llegar a Portugal, pero tras varios intentos fallidos, tuvo que empezar a trabajar en aquel país. Sea como fuera, acabo alistado en el ejército norteamericano, y tras el periodo de adiestramiento viajó junto a sus compañeros del 307º Regimiento de la 77ª División de Infantería, rumbo a Hawai. En Julio de 1944 participó en el desembarco de Guam, en Diciembre en la toma de Leyte, y finalmente, Leoncio, herido en combate, fue ascendido a Sargento. En Marzo de 1945, durante la campaña de Okimawa, tras librarse del ataque de los kamikazes japoneses, estuvo presente en la toma de la isla de Shima donde volvió a ser herido. Tras la rendición de Japón, pasó un tiempo destinado en la isla de Hokkaido, donde seguro que pudo repasar su historial de condecoraciones, que iban desde el Corazón Púrpura, el Racimo de hojas de Roble, y la Estrella de Bronce.

4 comentarios:

  1. Me gusta mucho tú entrada, me parece muy interesante, xq no tenia ni idea de que hubiera tantos españoles que hubieran participado en la Segunda Guerra Mundial, en bandos diferentes, ni de maneras tan distintas.

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  2. Sencillamente genial. Tú y la entrada. Ya soy adicta

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  3. Muchísimas gracias Patricia. Precisamente eso es lo que pretendo, contar a quienes no tienen la suerte de conocer este tipo de curiosidades, estas pequeñas cosas que a mí tanto me interesan. Se que a veces los textos son demasiado largos, pero te prometo que trato de reducirlos tanto como puedo, hasta el punto de dejar algunos por falta de espacio, pero con otros me resulta imposible y por eso me salen, como dice alguna mala persona que hay por ahí, "discursos de Fidel". Gracias por tu apoyo, y un beso muy grande.

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  4. Bueno Mar, te agradezco el comentario, pero creo que tu valoración está bastante por encima de lo que he escrito. Espero que lo sigas siendo, y que seas comprensiva, con el resto de ellos, sobre todo los que te resulten menos interesantes. Un beso muy grande, y gracias por tus halagos.

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